¿Y si nos hackean el banco?

Recuerdo como ese día me levante como los demás días, casi en automático por la pasión que sentía por mi trabajo y no podía ser menos, estaba en un gran lugar lleno de retos, en una súper empresa y por si fuera poco, tenía a cargo muchos países con sus canales digitales.

Estaba todo emocionado y lleno de dudas también, recién me habían promocionado a responsable de un equipo de más de 100 personas, muchos proyectos y muchas responsabilidades, pero el sueldo me hizo un guiño y estabas feliz por tener ese reto frente a mí, podía ir a hora a las reuniones con la alta dirección y estar lleno de información confidencial, ya confiaban plenamente en mi trabajo ¡Qué condenada felicidad me embargaba!

Ahora tenía muchas personas esperando para hablar conmigo, tenía reuniones importantes y tenía que tomar decisiones importantes, pero también tenía mucha capacidad de hacer y eso me llenaba en ese momento … pero claro todo no puede ser tan bueno, ni siquiera al principio y sucedió ese día, justo dos semanas después de recibir mi promoción.

Llegué temprano a trabajar, mi política de dirección estaba sentada sobre predicar con el ejemplo para poder exigir, me fui con toda calma a mi oficina caminando por los pasillos con seguridad en la mirada y pensamientos “importantes“, dando una ojeada con el rabillo del ojo, de esas que haces para dar a entender que estás en todo, para saber si la gente estaba ya en la oficina, veo mi celular ya que los relojes no me gustan mucho y la hora marcada es 8:45 am de martes, está bien la gente aún puede tardar un poco en llegar, aunque ya veo algunos en sus lugares, la verdad que cuando ya son tantos ni idea si están todos, solo lograba ver a los gerentes y sus respectivos líderes por área, aunque el pensamiento que me embargaba valía bien la actitud.

Quién iba a pensarlo siquiera, ¿como nos van a hackear el banco? pero me estoy adelantando mucho, vamos por orden de como pasaron las cosas ese día:

Me marcaron para ir a una junta con el VP de Productos, este señor de nombre Rodrigo F., era de un carácter más o menos irascible, era temido por muchos por sobradas razones, dueño de una inteligencia prodigiosa, un tipo de esos brillantes que se cruzan en tu camino, la verdad es que debido a esa complejidad de cerebro, era un tipo difícil de tratar sin duda alguna (y mira que yo no soy fácil ya es mucho decir), era mi primera junta como máximo responsable con este señor, la verdad es que no recuerdo como hice para llegar a su piso desde mi oficina, iba más bien metido en mis pensamientos, repasando mentalmente los estatus de proyectos que mi antecesor me había heredado.

Al final, decidí jugar con mis únicas cartas, lo que tenía conocimiento bien y lo que no pues a sabiendas de recibir una buena dosis de reproches tendría que soportarlo (es parte del puesto me dije para mis adentros), apenas llegué a su enorme sala de juntas, había muchas personas reunidas, me tomo muy pocos segundos entender que esa reunión no sería para nada habitual, se notaba que ya tenían algún tiempo previo y sabían el motivo y antecedente de estar reunidos, ¡TODOS menos yo!

Pero fue fácil adivinar quién debía ocupar el banquillo de acusado, la mirada que TODOS posaron sobre mí, unos con cierta compasión, otros de dureza, otros de reproche no dejaba dudas al respecto, ya sabes como cuando ibas a la escuela y entras tarde al salón de clases, todos voltean a verte con diferentes muecas que repasas en un abrir y cerrar de ojos, y como en la escuela, me traté de hacer invisible y me colé a sentarme a una silla que me parecía “reservada“.

Una vez que terminó el incomodo momento de mi llegada, siguieron con la presentación que al parecer yo había interrumpido, y me senté esperando no se tratara de mí, o de alguna herencia del anterior jefe.

Entonces se pasaron explicando algo que me hizo transportarme a otro lado, me hubiera gustado desaparecer, huir lejos para no escucharlo, me sentí como ofendido en mi moral personal, la sensación es tan desagradable y cruel que no tengo más palabras para definirla.

El responsable de seguridad del banco dijo: “Nos han hackeado el banco por el portal web“, ah por cierto, YO era el responsable del portal web, en ese momento sentí todas mas miradas sobre mí, regresaron inmediatamente en señal de reproche a la presentación y empezó el director de seguridad a explicar el evento: